
Arquitectos de Jalisco – Manuel Gomez Ibarra
Ha habido grandes expositores de la arquitectura en la ciudad de las rosas, Guadalajara, una ciudad que alberga un arte en sus calles de manera notoria, la cual es generadora de gran admiración alrededor del mundo, desde sus calles, edificios, monumentos, pinturas, y hasta en los panteones, es por esto último mencionado que hoy hablaremos de uno de los mayores arquitectos de México del siglo XIX, poco conocido injustamente en la historia cultural, a pesar de que sus obras son sumamente representativas de la perla de occidente, por lo que en este reportaje Svarko te daremos a conocer a Manuel Gomez Ibarra, arquitecto Jalisciense.
Nacido el 11 de febrero de 1810 en Guadalajara, hijo de Francisco Javier Gómez Mena y de la Sra María Manuela.
A inicios de su educación recibió la mayor calidad académica en el momento estudiando latín y el curso de Artes de Filosofía, y un año de jurisprudencia en la Universidad Nacional de Guadalajara, dejándola en 1828 para después ser estudiante en el instituto de Ciencias del estado de Jalisco, su preparación académica tendría una duración de 8 años, donde al final se recibiría de arquitecto.
Entrando el año de 1835 y 1836 el Gobernador de Guadalajara le encomendó la tarea de la construcción del templo de El Sagrario anexo a la Catedral.
La obra fue concluida en 1843 y tras algunos temblores que la dañaron, el mismo Gómez Ibarra se encargó de la reparación, sin alterar los rasgos originales el edificio.
En los años posteriores el arquitecto tapatío formo parte de grandes proyectos, pero sin duda alguna una de sus obras más representativas fue la edificación de las torres de la catedral de Guadalajara, la obra más conocida de la capital de occidente, ya que las anteriores habían sido derribadas por un terremoto en el año 1818, pero suspendiéndola en 1850. Destacan la entrada principal y el gran mausoleo, destinado a la sepultura de los canónigos, el cual se inspiró en el célebre Mausoleo de Halicarnaso.
Otras de sus obras fueron: el Palacio Episcopal de Guadalajara, el pórtico del Templo de Nuestra Señora del Pilar, el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad de la Villa de San Pedro Tlaquepaque, el altar principal del Santuario de Guadalupe, las bóvedas del Templo de San José de Analco, la reforma al edificio de la parroquia de San Juan Bautista de Mexicaltzingo, la
reparación del pórtico del Templo de Santo Tomás de Aquino de la Universidad, el Santuario de San José, la torre de la parroquia de San Pedro, la Capilla de la Preciosa Sangre en el Hospital Guadalupano, la parroquia del Señor de la Misericordia de Ocotlán, el pórtico y las torres de la Catedral de Tepic, el aljibe de un convento en Aguascalientes y también instaló el altar mayor ciprés de mármol de Génova de la Catedral de Guadalajara
En el año 1866 el arquitecto mexicano realizó un viaje al viejo continente, durante el cual visitó países como Francia, Italia y Suiza, y en el Vaticano fue recibido por el entonces papa Pío IX. A su regreso a nuestro país intentó establecerse en la capital, pero esto no le fue posible por diversas cuestiones.
Tiempo después Manuel Gomez Ibarra fundó en el municipio de San Pedro Tlaquepaque en el año 1887 un colegio politécnico con la cooperación de su hermano y ese mismo año el reglamento fue publicado.
Las opiniones sobre su mejor obra son muy diversas, pero lo que muchos comparten es la construcción del Panteón de Santa Paula de Belén, o también conocido como el panteón de Belén, fue construido a solicitud del obispo Diego de Arana y Carpinteiro. El Museo del Panteón de Belén es un muestrario de la arquitectura funeraria de diversas épocas. Por su riqueza arquitectónica está protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y es considerado Tesoro Arquitectónico Nacional. Los restos de muchos personajes que destacaron en la política, educación, ciencia, música y literatura fueron depositados en este panteón. Posee una capilla coronada, de influencia egipcia, que fuera antes el Mausoleo Central, donde se encontraban los restos de Hombres Ilustres Jaliscienses y que posteriormente fueron trasladados a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres
Ya muy anciano y casi invidente Manuel Gomez Ibarra falleció en Guadalajara el 2 de junio de 1896. Fue inhumado, aunque en 1969 Ramiro Villaseñor no localizó la tumba y la lápida, sin precedentes uno de los mayores arquitectos que ha tenido nuestro país, destacando por la belleza de sus obras y su originalidad, un arquitecto que vale la pena conocer.

